martes, 12 de febrero de 2013

REBELDÍA DE LAS JUVENTUDES, POR JULIO RUIZ DE ALDA



(Escrito en Haz el 2 de noviembre de 1935)
En esta España actual, rota, desequilibrada, inorgánica, prerrevolucionaria, por lo tanto, en pleno forcejeo vital, tal vez el fenómeno más trascendente, más cautivador y más animador es el constituido por la rebeldía, por la insatisfacción de la totalidad de la juventud actuante en España. ¿Por qué esta unanimidad en la rebeldía? Por el estado de la colectividad, de la totalidad como Estado, bajo el punto de vista moral y material.
Una juventud, para entrar en la vida de una manera normal, conservadora, tiene que tener horizonte, tiene que tener un mañana prometedor, un mañana tal que le brinde ilusiones y medios suficientes para luchar y trabajar, para edificar su vida sobre bases que llenen su corazón y su cerebro. Hoy, la juventud española no tiene delante este horizonte, pues la perspectiva que le ofrece la actual vida española es raquítica, pobre, contraria a la actuación, a la generosidad y al ideal de la juventud.

Un muchacho español, cuando llega el momento de empezar a trabajar, a estudiar, o sea, cuando tiene que prepararse para la lucha por la vida, ¿qué ve delante de sí? Una sociedad egoísta, una colectividad mediocre, sin fe y sin ambición, una colectividad que por no tener fe ni ambición, es incapaz de crear, e incapaz de dejar que otros creen. Ven ante sí, la tragedia de entrar a convivir, a vivir en un conjunto, en un todo mediocre que por ser mezquino está basado en injusticias, egoísmos y bajas cosas, sin tener una gran virtud, ni una gran pasión, ni una gran ilusión.
Ven ante sí una injusticia social acompañada de pobreza y de mezquindad; ven que toda la estructura económica y social de España, además de injusta es mezquina, pobre, cerrada. En ella es difícil hacer, crear, triunfar. Pues para hacer, crear y triunfar es necesaria una sociedad a su vez creadora y activa y, por tanto, cambiante y selectiva.
Ven ante sí una sociedad insolidaria y, por lo tanto, egoísta, que vive al día, y por otro lado esos movimientos de masas que ofrece Europa y el mundo entero, donde están, entusiasmadas por ideales distintos y donde trabajan y se sacrifican por darles a sus hijos una Patria y una vida mejores que las que ellos han encontrado. Ven una sociedad que les brinda un porvenir mezquino a base de pequeñas, pero constantes claudicaciones, y ven ante sí una colectividad nacional sin nervio ni ambición, por lo tanto, un Estado que no cumple ninguno de sus grandes fines, un Estado montado sobre una compleja y cumplida estructura burocrática cuyos órganos parece que no tienen más fin que el que malviva el personal en ellos colocados.
Todo este cúmulo de causas produce el malestar, la rebeldía que hoy tiene la juventud.
Esta juventud rebelde está atraída y canalizada por distintas fuerzas, por distintos motivos. Los partidos marxistas, bien bajo la disciplina de la II o III internacional, la C. N. T. y la F. A. I., intentan atraerse y dirigir todos los rebeldes, contra la injusticia social y económica de la actual sociedad. Para ello, todas sus propagandas, todos sus escritos los centran en esta injusticia, sacan de ellos consecuencias políticas y con éstas buscan el poder. Procuran apartar de sus juventudes los demás valores humanos.
Fomentan la rebeldía, infiltrando odio, y este odio, este descontento quieren que sea el pilar fundamental que les lleve al poder. Reniegan de todo lo que signifique fe y afán creador, de todos los valores morales del hombre, y sus dirigentes cometen el crimen de estar al servicio y seguir las consignas del Estado hoy más nacionalista y más dictatorial del mundo: La U. R. S. S., el Estado que ha vuelto a implantar el trabajo forzado y la esclavitud, para hacer vivir su ejército. La U. R. S. S., que cada vez es menos comunista y más rusa.
Por otro lado, regiones de España validas del Estado actual, del Estado y de la vida española sin nervio, sin empuje, sin vida colectiva, sin ideales comunes, no cumpliendo ninguna misión universal, cometen la cobardía y la equivocación de creer que ellos por sí solos pueden formar unidades independientes y actuantes, abandonando y desgajándose del todo, que les dió misiones, grandes misiones que cumplir, que permitió a los vascos descubrir, conquistar y civilizar; que les dió a los catalanes su capacidad de expansión e impuso sus valores al mundo. Las fuerzas políticas que impulsan y dirigen estas fuerzas seccionistas hablan a lo primitivo y elemental de la juventud y cometen el crimen de lesa patria de infiltrar odios en esa juventud al conjunto, a nuestra unidad, a nuestro todo. Yo les diría a esas juventudes vascas y catalanas si están conformes en pertenecer a una República de vida económica imposible, campesina, sin independencia vital, pues nunca podrían el País Vasco y Cataluña, aisladas, moverse libremente, cumplir sus misiones dentro y fuera del país.
Y por último, es rebelde la juventud afiliada a los partidos de tipo conservador.
Hoy se da el caso de que la J. A. P. y los requetés están disconformes con la actuación de sus partidos políticos.
Y ante este Estado actual, ¿qué representa la juventud nuestra en Falange Española? Representa la rebeldía integral. Nosotros sentimos la tragedia de España y la tragedia del hambre de millones de Españoles. En España hay grandes cosas que hacer, montes que poblar, campos que regar, pueblos que reconstruir.
Sentimos la tragedia de esos pueblos perdidos en las parameras y montes de la España pobre, esos lugares miserables, a los que la civilización en su aspecto humano y dignificador no ha llegado; donde impera el odio entre pobres y ricos, entre hijos y padres. Sentimos la tragedia de la actual desesperanza española, de la falta de fe, de generosidad, y de la sobra de egoísmo que hace que seamos un país incapaz de pensar en la posibilidad de poder soltarnos cadenas que nos atan y quitarnos puñales que nos hieren; sentimos la tragedia del renunciamiento del elemento oficial y sesudo del país ante hechos como el de Gibraltar. Y por sentir y por estar dispuestos a dar nuestra vida por renacer, por construir nuestra UNIDAD, somos rebeldes y somos revolucionarios.
Concebimos a España como unidad de destino, como unidad de misión a cumplir, como unidad económica, pues ese es nuestro sindicalismo, como unidad entre campo y ciudad y unidad en la fe de los españoles. Y por eso podemos dirigirnos a las juventudes rebeldes de España diciéndoles que aquí están recogidos sus deseos, sus anhelos y sus rebeldías en el aspecto social y en el nacional.
A los comunistas, diciéndoles que es mejor luchar por España que por Moscú. A los separatistas luchar por el todo que por una parte. A los de la derecha que si sienten lo que dicen y escriben sólo podrán llevarlo a la práctica con nosotros, actuando y combatiendo revolucionariamente, nunca dirigidos por intereses.
Como veis, estudiantes del S. E. U., la misión a cumplir por nosotros es grande y difícil; la tarea ardua, y por eso tiene una gran importancia la táctica que se siga. Desde el primer momento la Falange ha dicho que era un partido revolucionario, que era necesario realizar la revolución nacional, no revolución para tomar el poder, sino revolución a realizar desde el poder, revolución necesaria dado el Estado actual, dados los intereses, apetitos y costumbres que gravitan en la sociedad española.
Para poder realizar esta revolución es necesario prepararse desde ahora de una manera constante y continua. Es necesario actuar siempre, con espíritu sindicalista y militar, profesional y políticamente.
Vosotros, estudiantes, tenéis que sentir vuestra profesión y tenéis que tener un sentido militar. Fijaos bien que sólo deben mandar los dispuestos a combatir. Así seréis alegres y leales, optimistas y ambiciosos, y entonces, dado que con el tiempo tendréis cargos directores en los campos y ciudades de España, contribuiréis a que toda la juventud española, la campesina y la obrera, la ciudad y los pueblos, tengan nuestras características, sean como queremos que sean, y entonces estad seguros de que España será UNA, GRANDE y LIBRE.